martes, 4 de diciembre de 2007

EVA


Me desperté y lo vi a mi lado, tendido boca arriba, en un profundo sueño que no quería interrumpir. De pronto, al verlo así, mi mente se remonto al primer día, aquel día en el que mi más profundo anhelo se hizo realidad.

El no me había dicho que estaba sola, un buen día me ordenó que pusiera a cada cosa su nombre y su utilidad, acepté encantada; conforme pasó el tiempo e iba nombrando y acomodando cosas y seres me di cuenta que solo faltaba acomodarme a mí.
Volteé mi mirada hacia El y sin palabras la interpretó.
Cariñosamente me expresó que lo aceptaba, que yo también necesitaba un lugar, y que alguien más, al igual que yo, estaría esperando encontrar el suyo.

Antes de darte tu lugar-me dijo-te debo advertir, aún no eres tangible, tengo que crearte, no te puedo hacer de la misma forma en que he creado todo… mira, esta vez saldrás de alguien, pero una vez que te multipliques todo saldrá de ti.

Lo acepté sin prejuicios, no me importaba venir de nadie, ni dar vida a alguien mas, ya que antes venía de otro ser, lo que quería era tener mi lugar.

Desde lejos observé lo que El hacía.

Durmió a un ser extraño, alguien a quien yo no le había dado ni nombre, ni lugar; luego, introdujo su mano por un costado y sacó un pedazo de hueso; me llamó, y a pesar de estar confundida me apresuré a llegar a su lado.

De lo que pasó después de eso, no hay nada en mi memoria, solo recuerdo que cuando pude al fin ver lo que me rodeaba, vi al ser antes adormecido frente a mí, sonriéndome, luego volteó hacia El y le dijo: “he encontrado mi lugar”, y ahí, me di cuenta que yo ya tenía el mío.